sábado, 18 de enero de 2014

J. G. Ballard - Crash


Traté de recobrar el aliento; Catherine me observaba. Le tomé la mano izquierda y la apreté contra mi esternón. Para la mente sofisticada de Catherine yo estaba transformándome en una especie de casete emocional, ocupando un sitio entre todas esas escenas de dolor y violencia que ilustraban los márgenes de nuestras vidas: noticiarios de televisión que mostraban guerras y manifestaciones estudiantiles, catástrofes naturales y brutalidades policiales que mirábamos distraídamente en el aparato en color de nuestro dormitorio, mientras nos masturbábamos el uno al otro. Esta violencia experimentada a través de interposiciones de imágenes se había convertido en parte íntima de nuestra vida sexual.

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