miércoles, 3 de junio de 2020

Philip Roth - El mal de Portnoy


"Pues a ver dónde está mi sano juicio la tarde en que regreso a casa del colegio y resulta que mi madre ha salido, y en el frigorífico hay un buen pedazo de hígado crudo y violáceo. Si no me equivoco, ya he confesado lo de la pieza de hígado que compré en una carnicería y que me follé detrás de un cartel publicitario, de camino a una clase preparatoria del bar mitzvah. Bueno, pues quiero descargar mi pecho, Santidad. Ésa - eso - no fue mi primera pieza. A la primera me la tiré en lo más privado de mi casa, enrollada en torno a la polla, en el cuarto de baño, a las tres y media de la tarde; y luego volví a poseerla, en la punta del tenedor, a las cinco y media de la tarde, con los restantes miembros de mi pobre e inocente familia.
Así que... Ya está usted al corriente de lo peor que he hecho nunca. Follarme la cena de mi mismísima familia"

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