"Por fin he llegado a ser sólo un escritor. La persona que persistentemente he intentado ser, se convirtió en tal carga que al final la he 'soltado' con tan poco remordimiento como el de una negra que da suelta a su hombre el sábado por la noche. (...) El viejo sueño de ser un hombre completo, en la tradición de Goethe-Byron-Shaw, con un toque norteamericano de opulencia, una especie de combinación de J. P. Morgan, Topham Mauclerk y San Francisco de Asís, ha sido relegado al montón de basura de las hombreras que un día utilizó un joven estudiante en el campo de fútbol de Princeton y de la gorra de ultramar nunca usada en ultramar"
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